sábado, agosto 20, 2005

Trip trip trip

Jueves, 18 de agosto de 2005

Después del tranquilo día de ayer hoy fue un día de esos completos. Para empezar hubo que madrugar duramente, puesto que teníamos la excursión a instituciones danesas. Primero fuimos al ayuntamiento de Baelstrup, un concejo cercano al de Horsens. Allí nos recibieron dos empleados que nos trataron muy bien y mientras nos daban de desayunar nos contaron todos los entresijos de la política danesa. Resulta que el año que viene va a ser importante para ellos puesto que se van a realizar fusiones de concejos para que haya menos y más poderosos. Está claro que son muy distintos a los españoles. Es casi inimaginable que Asturias se una con Galicia por ejemplo.
Luego fuimos a una escuela. Nos sentaron en clase con los niños de 12 años y nos explicaron un poco como funciona la escuela. Resulta que no era pública, sino una especie de escuela privada en la que los padres tenían mucho que decir. Sólo os digo que la construyeron ellos y que cada semana una familia estaba encargada de limpiarla. Luego nos presentaron a los niños e hicieron grupos de 3 erasmus con 3 niños para que nos enseñaran la escuela. Era increíble ver como hablaban perfectamente inglés. Fue muy tierno pasar por la guardería y ver como los niños pequeños con el pelo blanco casi jugaban. Luego nos despedimos puesto tenían un viaje vikingo y nos fuimos a la granja. Parece que es mi destino. Después de que en América Peter me enseñase la granja de su tío, otra vez volvía a ver una granja gigante de vacas lecheras. Apasionante :p
Estábamos cansadísimos y agradecimos un montón que el viaje terminó. Hacía un sol espléndido así que nos fuimos a la playa en coches. La playa fue un poco decepción porque hacía muchísimo viento a pesar del sol y pasamos frío. A pesar de todo, había que probar las aguas bálticas y como no había medusas decidí bañarme con Xavi. El  problema es que pensé que la playa era igual que san Lorenzo y eché a correr para meterme en el agua. La idea no le gustó nada a mis pies que comprobaron como el fondo no era de arena sino todo piedras. Todavía tengo hinchado el talón del impacto. Pasé todo el día cojo. Todo un espectáculo.
De noche hicimos de nuevo barbacoa. Los alemanes se dedican a echarle todo tipo de especias a la carne, así que imaginaros como acabó mi estomago después de 3 hamburguesas. Horrible!
Al anochecer comenzó a hacer frío, así que nos fuimos al pasillo y la cocina para hacer un poco de fiesta. La novedad fue que esta vez estábamos acompañados de un montón de rusos.
La primera impresión parece buena. Las chicas son muy atractivas, aunque se echan atrás el pelo sin parar en plan barbie. Los chicos son un poco extraños. Tengo un nuevo amigo, Ivan. Fue muy gracioso ver como para escribir mi nombre en su móvil ruso tuvo que pulsar como 10 veces cada tecla hasta que aparecía la letra adecuada.
Bailamos un poco de asereje, un poco de macarena y un poco de música italiana (os acordáis de la canción de dormire en el gueña? – fue muy divertido!)

1 comentario:

Miguel dijo...

Pobres niños de pelo blanco que casi juegan... :P