Sábado, carnaval en Aalborg. El tema era el carnaval erótico/exóotico y nadie se lo perdió. Me dio rabia llegar allí sin disfraz, por suerte improvisé una barriga y un guante obrero que encontré por la procesión. Mi amigo se lo tomó más en serio.
Estos días son un poco raros. El tiempo, muy danés, con mucha lluvia, los ánimos, como en época de éxamenes pero mucho más light.
Ya era hora! Después de unos cuantos meses usando la secadora a toda potencia para tener las ropas calientes y disfrutar como Kramer en uno de los episodios de Seinfeld, hoy llegué a la conclusión de que algo había raro en que todas las camisetas se me estaban quedando cortas. Puede que haya engordado cn mi nueva barriga cervecera, o que haya estirado un poco de hablar con mi amigo Morten de dos metros, pero aún así, algo pasaba raro.
Con la suerte de que Rodrigo, Cris y Alberto estuvieron por aquí y fueron tan amables de traerme una fabada gigante de parte de mi familia, he podido introducir la fabada en Egmont.
Llegué al aeropuerto demasiado pronto. Una pérdida de tiempo podría pensar en cualquier día en Gijón con ciento de cosas en la cabeza por hacer. Pero este año es distinto. Tener una hora por delante para perder significa sonreir, encaminarme a otra nueva y pequeña aventura.