Miércoles, 19 de octubre de 2005
Otro largo itinerario por muchos de los sitios que nos habíamos dejado en el tintero ayer. Pero lo mejor fue quedaron con el amigo japonés de Tatsu que estudiaba en Berlín. Al final resultó ser él (Takamasa) y otros dos: Masataka y Guashibuya (o algo así). Además venían acompañados de un alemán de casi 2 metros que hablaba japonés. Era un panorama muy extraño. Parecía Gargamel con los pitufos o Blancanieves y los enanitos. Nos llevó a un restaurante de comida alemana y fue un shock para nuestros estómagos. La comida alemana es lo más pesado que te puedas echar al estómago. Comerla significa pasar un mal rato las dos siguientes horas. Así fue que luego fuimos a un bar y los japoneses se nos dormían.
lunes, octubre 24, 2005
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