Después de la gran fiesta, tocaba un domingo de relax. Philip estaba harto de trabajar y me despertó con un mensaje a medidía pidiéndome un poco de vida social. Así que fuimos en bici buscando algún supermercado abierto. Por el camino pudimos comprobar que realmente vivimos en el medio de la nada, aunque la nada es bosque en otoño, vamos todo muy bonito. Después Philip preparó brunch (brekfast + lunch) que resultó ser muy alemán: tres huevos por cabeza y bacon a lo bestia. No sé si lo repetiré, pero la verdad es que sienta bien.
viernes, noviembre 04, 2005
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