Miércoles, 01 de marzo de 2006
Aquí está la pareja ganadora del concurso de Carnaval de Egmont 06.
El primer éxito de la noche fue la sangría que hicimos como bebida de bienvenida para la cena que organizó el piso de arriba. Algún danés se la tomó demasiado en serio y cuando intentó pronunciar un discurso no le salían las palabras adecuadas en inglés, así que tuvo que decirlo en danés.
Luego bajamos al salón de fiestas para la tradicional piñata. La versión danesa consiste en un barril colgado al techo con un gato dibujado recordando los orígenes de la tradición. En una fila las chicas disfrazadas y en otra fila los chicos disfrazados. Cada uno con su piñata. Una sola oportunidad para golpearla con un mazo. Nadie se marchó hasta que el último madero había dejado de colgar de la cuerda. Luego a por los caramelos. Al final se convirtió en una pelea muy personal entre Armando y yo donde valía de todo; hasta lanzar caramelos y desdisfrazar. La cosa terminó mal: Armando “despeinada” y yo con las orejas en la otra parte de la pista de baile.
La noche fue larga. Y luego tocó una triste despedida de mi folklórica favorita, Armando por la mañana. Después tocaba la famosa tradición de despertar a las chicas del pasillo con ramas, para disfrutar de un buen desayuno después. No hubo manera de dormir hasta después del mediodía.
Ahora toca volver a la dura vida de estudiante de ingeniería. No puedo. Tengo pájaros –daneses- en la cabeza y algún que otro plan de viaje a visitar a Tatsu. Vaya giro que ha dado todo en una semana.
miércoles, marzo 01, 2006
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